A bordo del Tokio, una gabarra amarrada en la isla de Saint Denis, Françoise Diallo, joyera, le adentra en el mundo de la diversión de los objetos, magnificados, transformados, irreconocibles.
"Sublimar lo cotidiano" significa pasar primero por diferentes etapas, hacer tentativas, hasta que surge una nueva forma, de las manos y de la imaginación, a pesar de la identidad a veces lamentable del objeto, o al contrario, gracias a ella...".
Estos dos artesanos proponen a través de su saber hacer otra mirada sobre los objetos, escoria de la sociedad del siglo XXᵉ, pero tesoros en sus manos.